jueves, 13 de diciembre de 2012

Hablemos de futbol

Se que me demoré más de un mes en publicar esta entrada, pero aquí les va: 

“El fútbol no es un asunto de vida o muerte. Es algo mucho más serio”. Bill Shankly

Pocos son los deportes que pueden llamarse mundiales, el fútbol es uno de ellos. La Federación internacional de fútbol (FIFA, por sus siglas en francés) asegura que la Copa Mundial es el evento con mayor audiencia del planeta. No en vano, decenas de países se disputan en eliminatorias para participar de este acontecimiento que se realizará nuevamente en el 2014 en Brasil.




Arrigo Sacchi, entrenador italiano del gran Milan de finales de la década del 80, mencionó que “el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes”.  Antes, durante y después del partido, el juego está latente en la mente del colectivo, es parte de los comentarios en radio, prensa y televisión; la conversación entre amigos y familiares; en el bus, el taxi, la oficina y los restaurantes.  El fútbol, se vive y se siente.

Haciendo historia, el primer mundial de fútbol se organizó en los juegos olímpicos de 1928 y se llevó a cabo en Uruguay el 30 de julio de 1930 y los locales se coronaron ganadores;  el recién estrenado Estadio Centenario se vistió de los colores patrios y banderas. 82 años después, sigue siendo así.

El primer encuentro internacional de este deporte se remonta a 1872 cuando  se realizó un partido entre Inglaterra y Escocia. No fue sino hasta 1900 que formó parte de los Juegos Olímpicos de París.

Las reglas son inglesas y se dice que fue Inglaterra el país que trajo el soccer a Latinoamérica, desarrollándose más en Uruguay y Argentina y poco a poco, se fue extendiendo hasta los países más alejados del globo terráqueo, pues casi todos los países cuentan con canchas para practicar fútbol.
Masivamente, cuando el público asiste a un partido de nuestra selección o ve la transmisión televisiva, no solo disfruta el juego, sino que encuentra una excusa para manifestar su pertenencia a la nación panameña. Cuando juega la selección nacional, todos nos vestimos de rojo y Panamá se paraliza. Lo mismo ocurre en casi todo el mundo y eso es lo más bonito del soccer.

El partido Panamá vs Canadá que se llevó a cabo en el Estadio Rommel Fernández el 11 de septiembre demostró que los panameños apoyamos la selección, datos de la Federación panameña de fútbol (Fepafut) indican que asistieron 22 mil fanáticos y se obtuvo una recaudación de 490 mil balboas, una taquilla récord en un juego de fútbol en el país y a sólo unos días de haber salido a la venta, los boletos para el partido Panamá vs Honduras del 12 de octubre, se agotaron.   Qué buena noticia que la ciudadanía invierte para apoyar el deporte. Qué orgullo se siente ver la barra como una mancha roja que llenaba las graderías.

Con orgullo se porta la camiseta roja de la selección (y las nuevas blanca y azul), se vitorea a todo pulmón, se desvela al equipo contrario con pitos, aplausos y consignas... es todo un movimiento social. Eso emociona a cualquiera.

Pelé, Maradona, Forlán y Messi siguen siendo admirados, pero ahora los panameños no están únicamente enfocados en los jugadores extranjeros. Julio Dely Valdés es aplaudido por sus compatriotas y Jaime Penedo, Blas Pérez, Rolando Blackburn, Luis Tejada, Felipe Baloy, son algunos nombres que se mencionan con admiración.

Quizás lo único que podría ser preocupante es que con el fútbol panameño ocurra lo mismo que con tantas otras cosas que han sido moda y han pasado fugazmente, quedando rezagadas en el olvido. Mientras esto no ocurra y sigamos apoyando a la selección nacional, podemos estar seguros de que seguiremos creciendo, porque - citando al camerunés Roger Milla: “gracias al fútbol un país pequeño puede ser grande”.  

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