Cuando pensé el tema para escribir en
esta columna, lo primero que me vino a la cabeza fue la celebración
de la edición 40 de Lobby y el logro que ello representa,
pero decidí cambiarlo a última hora porque tan
titánica es la batalla para quienes trabajan en la publicación
como la de los panameños que se esfuerzan por desarrollar su talento
y presentar propuestas musicales de calidad y no reciben el respeto
que se merecen, que es a quienes les dedico este espacio.
Por alguna razón, cuando empezaba a
sentirse el apoyo al artista panameño en los medios, en unas
emisoras dejaron de tomarlos en consideración y en otras los dueños
y directores decidieron sacarlos de programación. Suenan solamente a
dos o tres mientras el resto es ignorado.