Cuando pensé el tema para escribir en
esta columna, lo primero que me vino a la cabeza fue la celebración
de la edición 40 de Lobby y el logro que ello representa,
pero decidí cambiarlo a última hora porque tan
titánica es la batalla para quienes trabajan en la publicación
como la de los panameños que se esfuerzan por desarrollar su talento
y presentar propuestas musicales de calidad y no reciben el respeto
que se merecen, que es a quienes les dedico este espacio.
Por alguna razón, cuando empezaba a
sentirse el apoyo al artista panameño en los medios, en unas
emisoras dejaron de tomarlos en consideración y en otras los dueños
y directores decidieron sacarlos de programación. Suenan solamente a
dos o tres mientras el resto es ignorado.
Como promotora
artística he estado de los dos lados de la moneda y me ha tocado
escuchar toda clase de excusas para no poner a los panameños,
mientras que con brazos abiertos reciben el material de los
extranjeros. En una ocasión,
alguien me dijo “no lo podemos poner porque sólo
programamos éxitos”; yo quisiera saber quién los convierte en
éxitos, ¿la competencia? ¿Cómo se puede volver exitosa una
canción si las radioemisoras no le dan la oportunidad de que los
oyentes la conozcan?
Si bien es cierto que toda estación
debe tener parámetros al programar (como el género musical, el
público o la calidad de grabación) el origen de un artista no debe
– bajo ninguna circunstancia – ser impedimento para que se le dé
apoyo.
Me gustaría pensar que además de
mí, otras personas han notado que en Panamá cada día se
mejoran las producciones y que, además, se está empezando a adaptar
la mecánica de trabajo que mantiene la industria del entretenimiento
a nivel mundial desde hace años: invierten en estudio, diseño,
impresión, material promocional y promotor. Son cada día menos los
que suenan a grabación improvisada y más los que se preocupan por
tener por lo menos dos canciones que sirvan como sencillo radial.
Desafortunadamente existen músicos que además de hacer toda esta
inversión, han tenido que sacar el gasto adicional de pagarle a
ciertas radios para sonar.
Yo apoyo el 50/50, o como diríamos en
buen panameño “mita y mita”, es decir, que de cada programación
tenga la obligación de usar la mitad de su espacio para colocar
música interpretada por panameños. No se está inventado la rueda,
ni se pretende afectar a nadie.
Argentina, Venezuela, Guatemala, Perú, Chile, Nicaragua y Ecuador
son sólo unos pocos
países latinoamericanos que tienen regulada la emisión
diaria en porcentajes y es obligatorio darle espacio a la música
nacional. ¿Les ha ido mal con esto? ¡Para nada!
Creo firmemente en que si no apoyamos
nuestros talentos, nadie más lo va a hacer.
Estamos acostumbrados a vanagloriar a aquellos que logran
conseguir méritos en el extranjero pero no nos tomamos la molestia
de aplaudir a quienes tenemos en el mismo patio. Mucho aplaudimos los
conciertos que vienen de afuera, pero no podremos exportar mega
estrellas a que hagan ese tipo de shows en el extranjero si nos
hacemos de oídos sordos. Si queremos lograr que se reconozcan
nuestros músicos debemos empezar por regular la programación en las
radioemisoras, de manera que todos podamos escuchar el material que
está cocinándose en el país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario