viernes, 9 de septiembre de 2011

Sin pisar callos

Como parte de mi trabajo, leo los periódicos a diario, escucho radio, veo televisión. También entrego material discográfico para que sea criticado o programado.
El lado de la programación camina como en cualquier otra parte: según la línea de la emisora y, algunas veces, según el gusto o criterio del programador.
El lado de las críticas... bueno, no caminan como deberían caminar. Desde algún tiempo no veo críticas de discos - ni libros, películas o algún otro tipo de arte - que sean críticas como tal, solo veo reseñas, que es lo mismo que escribir la sinopsis de la contraportada de un libro. "Artista: tal, disco: tal, tiene x cantidad de canciones, fue grabado en no se qué estudio en no se cuál país y es su vigésima tercera placa discográfica de la cual se desprende el sencillo promocional no-se-ni-cómo-se-llama". Esto no es más que lo que yo podría redactar en un comunicado de prensa o lo que podría decirles al presentarle el material.
¿Qué pasó con la crítica? Pienso que quizás estamos ante la posibilidad de que los "críticos" no quieran arriesgarse a pisar callos, en una ciudad pequeña, que recién está empezando a desarrollarse a nivel artístico con un apoyo considerable de los medios de comunicación, nadie quiere ser el verdugo de su propia gente.
Lo que no entiendo es ¿quién dijo que criticar es sinónimo de destruir?, porque aparentemente eso es lo que piensan. Una buena crítica debe tener fundamento y si tiene razón de ser y se le puede añadir algún consejo para mejorar, no tiene por qué herir a nadie.
Estamos ante periodismo light en su máxima expresión justo cuando el arte está en su efervescencia, ¿cómo podemos avanzar y tener mejores artistas y todo lo que reciben son flores? ¿cómo evitar que tropiecen con la misma piedra si quienes deberían señalarle dónde está el error, lo pasan por alto?

jueves, 8 de septiembre de 2011

¿Qué precio tiene sonar?

A pesar de que en Panamá  a nivel de tarifas promocionales estamos en pañales, hacer la promoción en medios tiene un costo que muchas veces los artistas no están dispuestos a pagar.

Encontré un artículo escrito por Rafael Cholo Brenes que, aunque se refiere a República Dominicana, Estados Unidos y Puerto Rico, se refiere a esto que les digo y sirve para que hagan una comparación antes de decir que el trabajo cuesta demasiada plata.

El autor indica que en Estados Unidos y Puerto Rico existe una tarifa para promocionar sencillos dependiendo del género: sencillo tropical: $150,000.00; sencillo urbano: $200,000.00 y sencillo pop: $250,000.00. No se alarmen, no se trata únicamente de lo que se le debe pagar al promotor, esta cifra incluye grabación del single y su video; aunque algunos invierten muchos cientos más.

Haciendo la comparación numérica, no entiendo cómo es que existen personas que se quejan cuando un promotor les da el costo en el país; tarifa que es menor por varias cifras.

¿En qué consiste el trabajo del promotor? Desupués del artista y el manager, el promotor es quizás el más importante en la carrera de cualquier músico; su trabajo consiste en decir las palabras mágicas para que aparezcan en diarios, prensa y televisión (ahora en páginas web, ¿qué puedo decirles?); es quien visita cada medio de la ciudad o país (gastando gasolina), contacta a los programadores, gerentes y directores para poner a sus representados en la mira del público (gastando sus minutos de celular y utilizando sus contactos), redacta y envía los comunicados de prensa anunciando cualquier novedad del artista (utilizando su cuenta de internet y, nuevamente, sus contactos) y muchas veces es quien tiene que dar declaraciones, poner la cara y excusarse en caso de que el artista quede mal. Es un trabajo que requiere dinero, paciencia, labia y contactos.

Estamos en un punto en que aún algunos ven al artista que no tiene promotor como figura que "se podría" apoyar, pero se respeta más a aquel que tiene un equipo de trabajo.

El trabajo del artista es crear la música, el trabajo del manager es buscar los tratos que paguen - shows, patrocinios, etc. - el trabajo del promotor es hacer que exista en los medios para darlos a conocer. ¿Todavía piensan que no vale la pena pagarles su tarifa?



sábado, 3 de septiembre de 2011

Aunque no esté de moda

Hoy he decidido tomar prestado el título de una canción del cantautor cubano Silvio Rodríguez aunque no vaya a referirme  a nada que tenga que ver con la música cubana. La entrada de hoy tiene que ver con realidades y modas.

Escribo esta entrada sentada en un sofá del Instituto Oncológico de Panamá, mientras le hago compañía  a alguien que considero uno más de mis hermanos, cuyo nombre a sonado constantemente en los medios de comunicación panameños desde hace algunas semanas: Peluca.

Si bien es cierto se trata de una persona que conoce a muchas personas, cuyo diagnóstico sorprendió a todos y los gastos que conlleva la enfermedad son altos, no se trata de una causa de moda como más de uno lo ha dado a entender.

Como persona, Peluca ha sido un excelente amigo, no se mete con nadie y lo que está sucediendo en este instante - el movimiento de personas pro Peluca -  no es más que la cosecha de lo que ha sembrado.

No recuerdo la fecha exacta en que lo conocí, lo que si recuerdo es que fue hace más de 20 años y que cada vez que se le ha necesitado, ha estado ahí. Me atrevería a decir que durante mi adolescencia me hizo la vida de cuadritos molestándome tanto que estoy convencida de que mi carcater cabreado se lo debo a él y a su mejor amigo, Jorge Camacho (q.e.p.d.) Verlo enfermo no es fácil y no creo que haya sido necesario ponernos esta prueba para demostrarle que lo queremos.

He venido ya varias veces a pasar unas horas con él para distraerlo, conversamos largo y tendido, vemos televisión, de repente le da por dormir mientas yo leo o trabajo... en esos días he visto como a medida que se va pasando el boom mediático, las visitas también van pasando y se van haciendo menos.

No estoy segura de qué pasaría con los demás si Peluca no fuera músico y tuviera un seguro privado, o si hubiese declarado seguro social por años para tener cobertura médica; quizás la reacción hubiese sido la misma, quizás no. Lo único que se es que en el momento en que necesitara mi ayuda - por la causa que fuera - yo estaría ahí para hacerle la segunda, aunque no esté de moda.