viernes, 9 de septiembre de 2011

Sin pisar callos

Como parte de mi trabajo, leo los periódicos a diario, escucho radio, veo televisión. También entrego material discográfico para que sea criticado o programado.
El lado de la programación camina como en cualquier otra parte: según la línea de la emisora y, algunas veces, según el gusto o criterio del programador.
El lado de las críticas... bueno, no caminan como deberían caminar. Desde algún tiempo no veo críticas de discos - ni libros, películas o algún otro tipo de arte - que sean críticas como tal, solo veo reseñas, que es lo mismo que escribir la sinopsis de la contraportada de un libro. "Artista: tal, disco: tal, tiene x cantidad de canciones, fue grabado en no se qué estudio en no se cuál país y es su vigésima tercera placa discográfica de la cual se desprende el sencillo promocional no-se-ni-cómo-se-llama". Esto no es más que lo que yo podría redactar en un comunicado de prensa o lo que podría decirles al presentarle el material.
¿Qué pasó con la crítica? Pienso que quizás estamos ante la posibilidad de que los "críticos" no quieran arriesgarse a pisar callos, en una ciudad pequeña, que recién está empezando a desarrollarse a nivel artístico con un apoyo considerable de los medios de comunicación, nadie quiere ser el verdugo de su propia gente.
Lo que no entiendo es ¿quién dijo que criticar es sinónimo de destruir?, porque aparentemente eso es lo que piensan. Una buena crítica debe tener fundamento y si tiene razón de ser y se le puede añadir algún consejo para mejorar, no tiene por qué herir a nadie.
Estamos ante periodismo light en su máxima expresión justo cuando el arte está en su efervescencia, ¿cómo podemos avanzar y tener mejores artistas y todo lo que reciben son flores? ¿cómo evitar que tropiecen con la misma piedra si quienes deberían señalarle dónde está el error, lo pasan por alto?

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