Puede
que aún no tengamos desarrollada la industria del entretenimiento o
puede ser que estemos obteniendo la información de manera
inadecuada, pero cada día me sorprende más cómo hay quienes
insisten en pensar que en este negocio no existe organigrama y que
por pagar una tarifa, la persona contratada se convierte en una
especie de Doctor
Octopus
de El
hombre araña.
Cuando un
cliente me preguntó “¿qué buscamos con estas entrevistas?” y
“¿qué crees que debo contestar?” me di cuenta de que no tienen
idea de cuál es el papel de cada eslabón en el engranaje que
compone el equipo de trabajo de un artista. Muchos insisten en
confundir la gimnasia con la magnesia y pretender que un solo
individuo realice más papeles de los que le corresponden, de la
misma manera que hay quienes ocupan un cargo y creen que tienen
derecho a meterse en el trabajo ajeno por desconocer dónde está el
límite de sus funciones. Como en cualquier empresa, en el negocio
del entretenimiento cada profesional tiene obligaciones y
responsabilidades muy específicas.
Empecemos
por aclarar que un manager, un personal manager, un agente de booking
y un promotor no son lo mismo. En muchos libros y en varios sitios en
Internet hay información suficiente con descripciones bastante
exactas de cada una, pero acá le facilito el trabajo para que no
tenga que hacer la investigación.