Mi
mudanza coincide con los 50 años del cassette, mientras encajetaba mis cosas
encontré algunos y no pude evitar ponerlos en la casetera solamente para darle
play a la nostalgia.
Hace poco me mudé de casa de mi madre: empezar
a sacar todo, tirar a la basura lo que no sirve, heredar lo aún utilizable y
llevar únicamente lo necesario fue un proceso un poco más largo de lo que yo
pensaba. En esas estaba cuando encontré
varias decenas de cassettes.
No pude evitar poner uno a uno en la
casetera y me di cuenta de que no sabía que tenía tantos con un contenido tan variado.
Darles play, además de hacerlos sonar,
dio inicio a la nostalgia. Cada cinta tiene una historia, un por qué, bien podríamos
decir que son cajitas de recuerdos sonoros; no dudo que esa misma sensación sea
la que invadió a los organizadores del Cassette Store Day el 7 de septiembre,
al cumplirse los 50 años de su comercialización.
Recordemos un poco: Philips fue el inventor
del casette, lo presentó en septiembre de 1963 en el Berlin Radio Show y casi
20 años más tarde inició su consumo masivo, cuando empezaron a salir las radios
portátiles y el Walkman a un precio accesible. Pero más allá de su historia,
estas cintas se volvieron un objeto representativo de los 80 y parte de los 90.
Seguro los lectores más jóvenes no tienen
idea de qué fueron estas cajitas plásticas con carretes y una cinta magnética y
se perdieron momentos y situaciones que hacían que disfrutar de tu música
valiera el esfuerzo extra: no vivieron la experiencia de rebobinar con un lápiz,
ni tampoco se pusieron furibundos porque “la radio se tragó la cinta”; no se
tuvieron que levantar para darle la vuelta al cassette del lado A al lado B y
viceversa. Se perdieron la primera
forma de piratería: en ellos se grababa de todo, ya fuese en vivo o desde la
radio – yo encontré especiales musicales de Omega Stereo, canciones con un
ponche de Radio 10 y otras que decían “Stereo Panamá, dos canales”.
Yo no creo que vayan a surgir de las
cenizas, aunque sellos discográficos como Burger Records, en California, los
británicos Reeks of Effort y Sex Beat; o la canadiense Scotch Tapes publiquen
música de nuevas bandas en cinta magnética; aunque Sexbeat, Kisabiluty y Suplex
celebren un día mundial para conmemorar y reediten discos de bandas como
Flaming Lips, Deerhunter y At The Drive In en este formato.
Pero aunque fallen en el intento de
recomercializarlos, quienes los apreciamos y aún guardamos nuestros cassettes
en el depósito o en una cajita, tendremos siempre la certeza de que el formato
físico puede hacer algo más que el digital: puede ser un tesoro personal, puede
tocar música y puede traer en cada sonido un recuerdo de aquellos tiempos que
no volverán.
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