martes, 1 de marzo de 2011

La escala del fanatismo

Hace un par de semanas encontré en twitter a @tipsparafans una cuenta genial que todo el que esté involucrado con el mundo del espectáculo debe seguir: un manual de comportamiento para fans. Se trata de reglas a seguir cuando alguien se encuentra ante el artista de su preferencia. Casi todas podrían considerarse conclusiones de sentido común, pero hay quienes dejan el sentido en la casa cuando tienen una estrella por delante.

En los años que llevo de trabajar como promotora artística, me ha tocado ver todo tipo de personas y todo tipo de situaciones hasta poder calificar a los seguidores de los artistas en una escala de fanatismo que va desde el colaborador e inofensivo hasta el fan posesivo y peligroso.

El fan colaborador: Siempre he pensado que todos deberían ser como este grupo de personas. Son aquellos que respetan jerarquías y comportamientos. Casi siempre saben quiénes conforman el equipo de trabajo del artista y a quién se deben dirigir para obtener lo que desean. Asisten a todos los eventos, compran el material, tienen varias fotos con el artista porque saben cuándo es el momento preciso para pedirlas y, sobretodo, se ganan la confianza y el cariño de todos los que trabajan en el proyecto. Por su buen comportamiento, usualmente salen premiados.

El fan inofensivo: Es aquel que solo se acerca para pedir una foto o un autógrafo en el momento conveniente. Estos esperan pacientemente a que el artista esté desocupado para acercarse – casi tímidamente – a pedir permiso para poder proceder.

El fan desapercibido: Es aquel que está en todas partes, desde el hotel hasta los medios incluidos en la gira promocional pero nunca pide una foto ni un autógrafo ni menciona palabra, solo se dedica a seguir al artista y con eso se conforma.

El fan apurado: Es el que prefiere interrumpir lo que sea que esté haciendo el artista para no perder la oportunidad de demostrar que estuvieron cerca de él. A estos no les importa si la persona sale en la foto con la boca abierta y los ojos cerrados, si la comida sigue entre los dientes o si las ojeras hacen que la celebridad parezca protagonista de El amanecer de los muertos vivientes, ellos van por su foto y su autógrafo y se acabó.

El fan desesperado: Grita, llora, se pelea con los de seguridad y suplica por una foto con su artista favorito. Son aquellos que tienen varias copias de cada disco, toda la parafernalia y su propio material como posters y wallpapers creados por ellos con el material que van coleccionando. Usualmente no pasan del llanto y el contacto con el artista es momentáneo.

El fan posesivo: Da a entender que su deseo es únicamente ser fan y apoyar al artista en todo lo que se pueda, pero su comportamiento es totalmente contrario. Aunque a simple vista parece inofensivo, basta que se le dé una mínima oportunidad para que saque las uñas. Es el que se pelea con el resto del grupo de fans porque quiere tener todas las primicias, contradice a todos los demás y piensa que es el manager del artista, incluso es capaz de contradecir y de discutir las decisiones tomadas por el equipo de trabajo de la celebridad, pero cuando ésta aparece, pone ojos de gatito de Shrek y se hace el inofensivo.

El fan peligroso: No le importa a quien le afecten sus acciones, es el que quiere llamar la atención del artista cueste lo que cueste. Usualmente se salta el organigrama y consigue tener contacto directo con su estrella favorita. Es aquel cuya vida gira en torno al artista porque no tiene vida propia, excepto con el resto de los fans, y tiene un comportamiento parecido al del fan posesivo, con la diferencia de que el posesivo no siempre tiene contacto con el artista. ¿Recuerdan el caso de Yolanda Saldívar y Selena? Entonces tienen la idea.

Si bien es cierto que gracias a los fans los artistas venden y alcanzan posiciones en los rankings, no es verdad que la carrera del artista tenga que girar en torno a ellos ni mucho menos que sean solo ellos quienes trabajan por él. Detrás de cada estrella hay un grupo grande de personas que conforman el engranaje que hace que la maquinaria camine. El secreto para que todo fluya está en la convivencia pacífica entre todos los miembros del engranaje.

Si eres fan y te viste reflejado en alguna de las últimas descripciones, va siendo hora de meditar dónde está el error para ascender, llegar a la posición de fan colaborador y así, lograr que todos trabajen juntos y en paz.

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